Ha habido que esperar hasta hoy, último día de las pruebas testificales, para poder escuchar a M.I.R.M., la sanitaria investigada por haber simulado la vacunación de más de cuatrocientos menores de edad en el ambulatorio de Kabiezes, en Santurtzi. Y ha sido breve. Muy breve. No ha llegado a pronunciar ni una docena de palabras. "Me va a disculpar pero no estoy en condiciones de declarar”. Esas han sido las únicas que ha dicho después de la lectura de sus derechos y un doble “¿Me ha entendido?” de la magistrada Reyes Goenaga.

Así las cosas, mañana viernes se procederá a la presentación y defensa de las conclusiones finales por todas las partes implicadas. Unos alegatos en los que tendrán un peso especial las conclusiones del informe forense cuyo contenido se ha dado a conocer hoy mismo. Es el segundo elaborado por los profesionales del Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML) en cuatro días a petición de la defensa de la encausada. El primero, de urgencia, el lunes mismo, día de inicio del juicio, que arrancó con un par de horas de retraso sobre el horario señalado por este emotivo.

En esa ocasión, su abogado llegó a solicitar incluso la suspensión de la vista y que la enfermera no fuera enjuiciada con el argumento de que su clienta no era capaz de entender ni siquiera este juicio. Esa vía fue descartada por el tribunal tras el informe de urgencia de los forenses que apuntaba a que M.I.R.M. era apta para este hecho. Pero la defensa de la enfermera se guardaba otra carta bajo la manga y nada más conocer ese veredicto de la Sala Tercera de la Audiencia de Bizkaia pidió otro nuevo estudio forense; esta vez relativo a los hechos que se le imputan.

¿Eximente penal?

La estrategia de su letrado, Luis María Pardo, quedaba así patente desde el mismo comienzo de este proceso. Hoy, minutos después de la celebración de la sesión matutina, él mismo ha reconocido que el contenido de este último informe será “esencial y vital para la resolución de este proceso. Imagino que los jueces, en la resolución, harán referencia a cómo se desarrollaron los hechos y a las responsabilidades que han podido tener los demás partícipes en este procedimiento, porque no está solo ella… La sentencia entiendo que pueda ser absolutoria”, ha rematado.

Las conclusiones del documento en cuestión son claras: “Trastorno delirante muy impregnado en el pensamiento”. Así lo han explicado los dos forenses psiquiatras encargados de su elaboración. Uno de ellos, R.M., ha referido que este comportamiento tenía “un impacto directo en su trabajo”. En otro de los párrafos de ese informe se apunta que “desde el punto de vista médico legal se puede estimar una severa alteración e incluso una anulación total de las capacidades volitivas y cognitivas para los hechos imputados”.

El abogado de las familias, Aitzol Asla, antes del comienzo del juicio Jose Mari Martínez

La reacción desde la acusación particular no se ha hecho esperar y Aitzol Asla, el abogado que defiende los intereses de ese medio centenar de madres y padres, ha reconocido que “independientemente de los hechos que supuestamente ha cometido, [el informe] dice que probablemente esta mujer no estaba capacitada para entender lo que hacía”. Ante esta circunstancia, es más que probable que la otra parte pida una eximente que descargue de toda responsabilidad penal a M.I.R.M..

"Es inimputable"

Y es que, si se considera que no estaba capacitada y no podía entender lo que hacía no habría pena de prisión. “Eso no quiere decir que no haya cometido los hechos. Es inimputable”, ha puntualizado Asla a preguntas de los periodistas. Aunque también puede darse el caso de que sea condenada y no vaya a la cárcel debido a ese parte médico. Y eso está a la orden del día… “Lo importante es que la sentencia reconozca que esos hechos han ocurrido como ellos han declarado; que no inoculaba las vacunas a su hijos”, ha insistido el abogado de las familias. Otra cosa es la responsabilidad que el Servicio Vasco de Salud haya podido tener en todo esto. 

Hoy, de momento, se ha podido saber que el historial clínico de la sanitaria investigada ya recoge una consulta en la Unidad de Psiquiatría en junio de 2021 después de haber sido derivada por su médico de familia quien ocho meses antes, a finales de 2020 y con la pandemia coleando, ya percibió “comportamientos que hacen pensar en la existencia de algún tipo de alteración”. M.I.R.M. empezó como enfermera de Pediatría -siempre había trabajado con adultos- en febrero de ese 2021.

Estos datos personales que forman parte de la relación médico-paciente se han conocido hoy en el transcurso de la sesión celebrada en audiencia pública. Es precisamente esa privacidad la que podría explicar porqué ni sus compañeros ni sus superiores en el ambulatorio de Kabiezes lo sabían. En todo caso, la defensa de las familias ha indicado que se reservan otras vías legales (civil y administrativa) para tratar de despejar la gran incógnita que sobrevuela este procedimiento: “Si alguien es responsable de que esa mujer pudiera estar vacunando a menores cuando había ya unas consultas que estaban anunciando su situación”, ha apostillado Aitzol Asla.

"Aclarar todas las responsabilidades"

Con todo, lo importante para las familias no es tanto que la sanitaria acusada de no inmunizar a más de cuatrocientos menores de Santurtzi vaya a prisión como “que se demuestre lo que ha hecho y que se les crea y que luego haya las responsabilidades que sean. Y aclarar todas las responsabilidades”, ha reiterado el letrado.

Las sugerencias de los expertos en Psiquiatría del Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML) que han evaluado esta semana en dos ocasiones a M.I.R.M. son claras: medicación y terapia. A pesar de haber visitado la consulta del Servicio de Psiquiatría ya en junio de 2021, la enfermera no estaba bajo ningún tratamiento farmacológico ni seguía procedimientos para ‘revisitar’ su personalidad y abordar ese cambio de hábitos y opiniones en materia de alimentación, energías…

Un momento del juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia contra la enfermera investigada por haber simulado la vacunación de más de cuatrocientos menores del ambulatorio de Kabiezes, en Santurtzi. Jose Mari Martínez

“Son tratamientos que pueden tener un pronóstico sombrío”, ha resumido R.M., uno de los firmantes del informe. El objetivo de esas intervenciones farmacológicas y terapéuticas busca que el individuo en cuestión “vaya haciendo autocrítica de las ideas. A veces se consigue la desaparición total de estas ideas delirantes o deliroides, o se consigue que no tengan repercusión a nivel conductual”, ha resumido.

Una personalidad previa

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En cualquier caso, tal y como ha precisado a preguntas de la Fiscalía, sería una medicación pautada por Psiquiatría con seguimiento del tratamiento en ambulatorio. Es decir, no sería necesario el internamiento de la enfermera. Lo habitual de este tipo de trastornos es que vayan manifestándose poco a poco hasta eclipsar comportamientos e ideas previas. De hecho, en las pruebas pasadas a M.I.R.M. “se ha detectado la presencia de una personalidad previa. Es un trastorno encapsulado. El resto de actividades de la vida diaria que no están relacionadas con sus ideas delirantes serán perfectamente adaptativas y normales”, ha agregado.

Lo indicado para este tipo de patologías son tratamientos largos. No solo a nivel farmacológico. También de psicoterapia, donde es necesario establecer vínculos estables y de confianza entre profesional y paciente. “En ocasiones prefieren no poner medicación y hacer más hincapié en la psicoterapia. Eso depende de la evolución clínica de la persona”, ha ilustrado R.M.. “Son difíciles de tratar desde el punto de vista psiquiátrico. Generalmente son plazos largos, años…”, ha indicado.