Al celebrar ayer la Pascua, los ucranianos se resguardan en tradiciones que subrayan su identidad nacional, amenazada por la invasión rusa, mientras sus pensamientos estuvieron también con sus defensores en el frente.

Miles de habitantes de Leópolis ataviados festivamente, con camisas bordadas y otras vestimentas tradicionales, llenaron sus calles ayer tras celebrar un desayuno festivo. En su museo Sheptitski de arquitectura al aire libre tuvieron lugar varias celebraciones de Pascua.

“Al participar en las festividades y vistiendo estas ropas, mantenemos las tradiciones de nuestros padres y abuelos”, dijo Irina, de 37 años, mientras su hija pequeña participa en un baile tradicional.

A pesar de que este tipo de celebraciones estaban prohibidas durante la época soviética, las generaciones anteriores en su familia desafiaron la prohibición y se vestían con sus mejores galas, también heredadas de sus abuelos, explicó a Efe. Según Irina, estas celebraciones son especialmente importantes ahora que los combatientes ucranianos “están defendiendo nuestra historia, nuestra misma oportunidad de ser ucranianos” frente a la amenaza rusa. “Momentos como estos refuerzan nuestra unidad”, subrayó.

DEFENDIENDO SU IDENTIDAD

Los ucranianos consideran que la invasión no se limita a ganancias territoriales, sino que amenaza su identidad misma, y un gran número de expertos señalan claros indicios de que Rusia está perpetrando un genocidio o un etnocidio en Ucrania.

Mientras miles de niños ucranianos que fueron deportados por Rusia o siguen bajo ocupación tienen poco o ningún acceso a clases de lengua e historia ucranianas, las celebraciones de Pascua constituyen una forma de reforzar la identidad de quienes viven en territorios controlados por Ucrania.

También brindan la oportunidad a muchos adultos del centro y el este, desplazados por la guerra, de redescubrir estas tradiciones, afirmó Mariana Oleksishin, de 25 años.

En esas partes de Ucrania, que permanecieron más tiempo bajo dominio soviético que Leópolis, vestir trajes tradicionales ucranianos y el mismo sentido de pertenencia a una nación separada fueron reprimidos o marginados. El redescubrimiento de estas tradiciones les ayuda a volver a sentirse parte de una comunidad, dijo Oleksishin.

Aunque en Leópolis no sonaron alarmas aéreas, los combates continuaron a lo largo de la línea del frente, mientras que ciudades como Járkov fueron atacadas ayer con misiles rusos. “En primer lugar, pensamos en aquellos que están celebrando esta Pascua en las trincheras, cautivos o desaparecieron en combate”, dijo un sacerdote a los residentes que acudieron a una iglesia del centro de la ciudad.