Marian Caselles tiene 67 años y ha tenido perro guía desde hace 31, pues Pixy es el quinto compañero con el que comparte su vida desde que lo conoció en la Sede de la Fundación Once del Perro Guía. Debido a su discapacidad visual, Marian nunca va a ningún sitio sin Pixy ya que, por ley, este tiene permitido acceder a todos los establecimientos públicos o de servicio público/privado.

Como Marian ha tenido que cambiar en varias ocasiones de perro, cuenta que cuando eres una persona con discapacidad visual y has tenido perro, volver al bastón te cuesta mucho. Cuando ella trabajaba a un kilómetro de su casa siempre iba andando, lo que le mantenía en tensión porque “vas andando con un palo”.

Sin embargo, se siente mucho más relajada cuando va acompañada de Pixy, pues como ser vivo que es, a él se le puede hablar y acariciar, además de que confía plenamente en que nunca le podría chocar.

Marian Caselles junto a Pixy Oskar Gonzalez

Como anécdota, Marian relata que en una de las ocasiones que se quedó sin perro y tuvo que bajar con bastón, el primer día llegó a recibir la ayuda de hasta 12 personas, lo que no se compara con ir andando con la ayuda de un perro. “De las dificultades con el perro no te enteras”, destaca entre risas.

Además, Marian enfatiza la importancia de la unión que tiene con su mejor amigo, pese a que esta tarde unos seis meses en formarse del todo. Aun así, lo más importante es que exista conexión entre el perro y el usuario. Hasta que no se consiga esta unidad el movimiento en la calle no es bueno.  

De hecho, lleva 31 años moviéndose con perro guía por la calle, algo que al principio fue muy difícil. A veces, optaba por no ir a ciertos sitios para evitar momentos incómodos. Sin embargo, con el paso de los años hay más conciencia respecto a la figura de los perros guía, y aún más desde que se estableció la ley de sus derechos a nivel nacional. 

Mariam Caselles y Pixy Oskar Gonzalez

Ella nunca deja a su perro en casa, y es que hasta su marido le ha llegado a comentar que a veces le ha cambiado por Pixy. Sin embargo, y entre risas, Marian declara que para ella es como si fuera su hijo y tuviera que cuidarlo, pues hay que ser responsable y estar pendiente de todas sus necesidades. De hecho, cuando tienes que decir adiós a muchos perros, como le ha pasado a ella, comenta que “te quedas pasmada”.

Sientes tristeza y te quedas pensando en el perro, pero ella aconseja que cuando tienes un nuevo perro tienes que intentar olvidarte del anterior, no del todo, porque podría contarnos todas las aventuras de sus perros anteriores, pero considera que, si no quitas de tu cabeza la vinculación con el perro anterior, no puedes conseguir la nueva, por lo que esa unión tarda mucho más en producirse y estarías perjudicando a tu nuevo compañero y a ti misma también. 

Mariam Caselles paseando junto a Pixy Oskar Gonzalez

Con el corazón en la mano, Marian destaca que en su experiencia personal “no tiene nada que ver ir con un perro que ir con un palo,” además de que sus perros siempre le han llevado fenomenalmente toda la vida. Acompañada de una sonrisa nostálgica, Marian lo deja claro: “Tenemos la desgracia de que vivimos nosotros más que nuestros perros”.

Indicaciones sobre cómo actuar ante un perro guía

Mariam Caselles con su perro guía Pixy Oskar Gonzalez

Cuando nos cruzamos con un perro guía por la calle debemos tener en cuenta algunos aspectos. Hay que evitar distraerlo en todo momento y no molestarlo. Cuando tiene el arnés puesto, su carácter cambia, por lo que no se le debe acariciar si está trabajando. Además, no se le puede dar nada de comer, ya que se desconocen las intolerancias que pueda presentar el animal.

Al cruzarse con un perro de compañía, es necesario que el usuario del can intente controlar al animal, ya que los perros guía son muy propensos a saludar a otros canes y eso también los distrae.

Además, los perros guía tienen el derecho de admisión a todo tipo de servicios de transporte o a servicios públicos o privados, independientemente de que a los responsables o dueños de los mismos les desagraden los perros.

Algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de tener un perro guía

Cuidar de este tipo de canes implica hacerse cargo de sus necesidades y adquirir responsabilidades

El distintivo del arnés que los identifica como perros guía. Unai Beroiz

Hay que tener claro si se vive solo o no. Si se vive en familia, la familia también tiene que ser responsable del perro guía. Se debe mantener su educación; ya está educado, pero esa educación se debe mantener. Hay que tener claro que el perro necesita una higiene diaria, hay que cepillarlo todos los días y asumir que va a haber muchísimos pelos en casa, sobre todo ahora que estamos en época de caída de pelo. Presentan un gasto veterinario, ya que cada seis meses hay que facilitar una analítica actualizada que exige la ley con analítica de heces, de sangre y de orina.

Teniendo en cuenta estos importantes puntos, la experiencia personal es que no tiene nada que ver ir a la calle con un perro que ir con un bastón. Cuando el perro lleva un tiempo con el usuario, conoce los sitios por los que este sale, ya que por lo general suelen llevar una vida tranquila y ordenada, haciendo prácticamente las mismas cosas todos los días. Por lo tanto, reafirma que la movilidad en la calle con un perro guía es fantástica, no tiene nada que ver con llevar bastón.

Recuerda que en caso de disfrutar de la compañía de un perro guía, no es justificable que dentro de tres años te canses de él y lo regales. Es necesario adquirir una responsabilidad y tener muy en cuenta los fines de semana, ya que si te vas a un sitio fuera, probablemente estarías más cómodo sin el perro, pero tienes que hacerte cargo e ir con el perro siempre porque no son perros a los que puedas dejar horas y horas solos en casa.