Cuántas veces no se habrán sobrecogido, si la han visto, con la última escena de la película Cinema Paradiso, la película de Giuseppe Tornatore. ¿La conocen? En ese último pasaje, Totó, ya un cineasta de renombre, recibe el mejor regalo de su vida en forma de secuencias escamoteadas en su niñez, besos robados por la censura, y que le recuerdan lo importante que es el amor (a las personas, al cine y al pasado). Se le ponen a uno los pelos de punta pensando en ella y si uno cierra los ojos puede escuchar la música que acompaña.

Cine de Irala

¿Por qué les cuento esto? Porque en 1946, cuando el cine estaba en pleno auge, y había cines de toda condición: de barrio o de reposición, de sesión doble o parroquiales. Uno de estos cines fue el Irala, que estuvo situado en los bajos de la iglesia que los Padres Franciscanos tienen en Iralabarri. Tenía entrada por la calle Vista Alegre, aledaña a la plaza de toros, si bien su dirección formal era Irala 8 y 10.

Franciscanos de Irala Pankra Nieto

Surgió al poco de establecerse la comunidad franciscana en la zona, allá por 1945, gracias a la iniciativa del padre Luis de Basabe y Goitisolo, guardián del convento y promotor de movimientos religiosos, culturales y sociales. Allí se formó la Juventud Antoniana. Esta agrupación utilizó el sótano de la iglesia para montar un salón de actos en el que desarrollaban sus actividades teatrales. Se pensó en la adaptación de un espacio como sala cinematográfica dotándolo de una cabina y una pantalla sobre la que se proyectarían películas “de sana moral con el fin de alejar a la juventud de los peligros sin número del cine actual”. Por su pantalla pasaron películas de una moralidad a toda prueba en las que se llegaba incluso a cercenar cualquier beso utilizando para ello la simple obturación del objetivo. Pasó el tiempo y aquel sistema empezó a perder adeptos hasta el punto de que las pérdidas almacenadas por la taquilla motivaron su cierre. ¡Qué tiempos!

Servicios sociales

Se pensó entonces que la superficie que ocupaba podía reconvertirse en servicios sociales más necesarios que el ocio. El sótano de la iglesia de los franciscanos fue transformado. Eran tiempos en los que el Padre Jesús Biaín desarrollaba una interesante labor en pro de los necesitados. Eran los tiempo duros, aquellos en lo que nació el Teléfono de la Esperanza, a través del cual se atendían llamadas de gentes angustiadas, algunas en el límite de su resistencia por muy diversas causas.

Nació entonces el comedor social, ubicado donde antes estaba el escenario del cine. El comedor atiende, desde hace ya 70 años, a personas necesitadas, más allá de su credo. Pura Iturralde, la legendaria guisandera bilbaina, fue la primera jefa de cocina que tuvo este comedor. En su ausencia siempre ha sido el voluntariado el que les ha dado vida y pulso a este espacio. El comedor nació con el impulso franciscano y un puñado de mujeres del barrio que pelearon por su creación y supervivencia.

Una calabaza de 200 kilos o unos filetes de marrajo, una suerte de tiburón que se baña en aguas del Cantábrico. Sí. Pero también verduras y legumbres cocinadas con las últimas tecnologías. El Hermano Toño Pérez, coordinador del voluntariado que trabaja en el comedor social de Iralabarri, ha visto de todo sobre el plato y a su alrededor, en un lugar donde la vida extrema su intensidad, donde los de fuera y los de casa encuentran un nexo de unión. Lo que sí se confirmó es que a principios del siglo XXI hubo problemas con las drogas, algo que se solucionó con vigilancia, y que nunca quisieron crear un albergue para evitar más conflicto social.

Fue en 1941 cuando los franciscanos levantaron este conjunto formado por un convento con huerto para su orden (tras la tapia que lo protege pueden verse los limoneros...) y la iglesia que acompaña. Es obra de los arquitectos Damián Lizaur Lasa y de José María Sainz Aguirre. Llama la atención su fachada a la calle Irala que recuerda a una fortaleza con sus almenas y torretas. El templo de los franciscanos de Irala, como lo conoce la calle, se inauguró como centro de culto el 13 de mayo de 1945. Pero, fue el 1 de enero de 1970 cuando inició su singladura como parroquia que se inauguró solemnemente en presencia del que fuera administrador apostólico Monseñor Cirarda. Algunos de los grupos que tuvieron su sede en los locales parroquiales como el grupo de jóvenes Txinpartak trabajó durante años en favor del euskera y de la cultura vasca.

Coral San Antonio de Iralabarri

Del cine y el comedor social, del convento de los franciscanos con su huerto a la parroquia y... por supuesto, la Coral. La Coral San Antonio de Iralabarri fue fundada por Maite Zugazaga y Jordi Albareda en 1998, con el apoyo de la Comunidad Franciscana de Irala.

En sus 25 años se han posicionado como una de las más populares de fuerte arraigo en Bilbao y Bizkaia. Han realizado importantes conciertos en el Estado y en lugares como, París, Asís, Florencia, Praga, así como los celebrados en Bilbao y a lo largo de la geografía del País Vasco. Sin olvidar el concierto en el Palacio Euskalduna de diciembre 2008 Bilbao Solidario y su selección, por Eurodisney París para actuar en el Festival Stage del mismo parque temático y giras importantes por Tierra Santa cantando en el Santo Sepulcro, en New York, en el centenario de la Eusko Etxea, con la asistencia del lehendakari. Y en San Petersburgo, donde realizó un concierto en La Capella Glynka. Han expandido su sello por medio mundo.