UN recorrido visual de los temas más retratados por Alejandro Landaburu Labarixa con sus cámaras fotográficas. Eso es lo que propone la nueva exposición Denboraren Makina que acoge Iturri Kultur Etxea y que permite, gracias a la impronta del fotógrafo elorriarra, echar la vista atrás y recorrer las calles de la villa del siglo XX. “Muchos de estos lugares han cambiado de aspecto, algunos han desaparecido y otros se pueden conocer fácilmente haciendo un pequeño recorrido por Elorrio. La exposición es una invitación a reflexionar sobre el paso del tiempo, ya que las fotografías de Landaburu sirven para reivindicar la memoria colectiva”, explican desde Gerediaga Elkartea, responsables de la muestra y encargados desde julio del año pasado, de guardar y conservar la colección de fotografías del primer fotógrafo elorriarra.

La muestra repasa el entorno rural de Elorrio. GEREDIAGA DOKUMENTATEGIA

La exposición organizada por Gerediaga por petición del Ayuntamiento de Elorrio, se podrá visitar hasta el próximo día 31 y ha sido posible gracias a la donación de Pilar Landaburu, sobrina de Alejandro, y de su hijo Francisco Javier Iruarrizaga. De hecho, desde que la familia decidiera donar todo el fondo de Landaburu, Gerediaga ha trabajado en la digitalización y clasificación de todo el material recibido y gracias a esa labor, hoy es posible visitar esta exposición con más de medio centenar de instantáneas que han sido clasificadas en varios campos: entorno y familia, experimentación en el laboratorio, bodas, fiestas, disfraces, actos religiosos, errebombillos, paisajes, talleres y el entorno rural de su localidad natal.

La plaza de Elorrio en los años 50. | FOTO: GEREDIAGA DOKUMENTATEGIA

Precisamente Alejandro Landaburu fue el fotógrafo que retrató aquel Elorrio del siglo XX. Nacido el 11 de agosto de 1906, al igual que sus hermanos él también recibió de su padre la afición por la automoción, y enseguida empezó a trabajar como chófer de las familias aristócratas, y luego como taxista, y se cree que a finales de los años 20 pudo comenzar con su actividad fotográfica; una afición que llevó al frente cuando estalló la Guerra Civil y que se convirtió en oficio, aunque nunca llegó a tener una tienda de fotografía a pie de calle. Y es que sus clientes acudían directamente a su casa, al estudio que tenía en el primer piso del número 2 de la calle General Mola, en la actualidad la calle Buzkantz. El laboratorio estaba instalado en la cocina de su vivienda. En cambio, el estudio se encontraba en el salón y cuando el tiempo acompañaba, invitaba a su clientela a la terraza y les fotografiaba allí.

Como muestra de su trayectoria, en el año 1965 obtuvo uno de los premios Valca en el primer Concurso Internacional de Arquitectura Regional Típica en el congreso organizado en Elorrio. Abandonó la fotografía hacia 1970 y falleció el 2 de diciembre de 1977 en Elorrio.