APRECIABA mucho al lehendakari Ardanza y me acerqué a su capilla ardiente. Siendo vergonzoso quedé con otros para entrar en grupo y siendo ansioso llegué con antelación, observando mientras esperaba. Estaba Urkullu y vi acercarse a Garaikoetxea, Ibarretxe y a consejeros de sus tiempos y del lehendakari fallecido, así como a viejos diputados y diputadas generales, personas en las que, a nada que abrieras memoria y alma, veías a gentes que dirigieron este País en momentos complejos y que hoy son memoria y crónica de Euskadi.

Disparó mi emoción recordar en todas y todos ellos a quienes gobernaron este País con sus penurias y sus victorias para lograr sacar a Euskadi del marasmo violento, social y económico en el que se encontraba para convertirla en una Euskadi moderna, equilibrada y con ilusión de un futuro alentador. Si las encuestas de hoy dicen que la gente está muy satisfecha con el País que tenemos es porque ellos trabajaron sin descanso para eso.

Pude ver a bastante gente de casi todos los partidos, de EH Bildu solo al candidato a lehendakari, e inevitablemente rememoré que, mientras casi toda la gente que se acercó a Ajuria-Enea se había dedicado a sacar adelante este País, los ausentes de la capilla ardiente del lehendakari tenían como estrategia negar todo y aplaudir bombas, secuestros o asesinatos. De aquellos aplaudidores, que siguen siendo los mismos y activos, continúo esperando una explicación de por qué entonces sí y ahora no.

Solo he oído decir a D. Otxandiano que su nueva actitud es un cambio de ciclo. Y yo que pensaba que todo cambio de ciclo tiene motivaciones concretas y entendibles como ocurre con los cambios de ciclo económico o climático, incluso con los cambios de ciclo menstrual. Nunca había conocido ciclos que cambian por generación espontánea, salvo cuando los católicos defendían que el lodo ciclaba a vida por la gracia de dios.

Aquellos que gustaban de la violencia siguen liderando hoy una marca similar, que no pongo en duda que sean modernos y progres, aunque les resta de su progresía que sigan sin decirnos, tras ciclocambiarse, si les parece que aquello estuvo bien o no. Puede que haya a quien no le preocupe la amnesia colectiva, pero creo que somos mayoría a los que no nos da la misma confianza cambiar sin más de ciclo que si se cuenta y explica.

Siento incomprensibles a quienes habiendo defendido la violencia, y sin que el modelo político plural haya cambiado, se conviertan en virtuosos de la democracia sin aclarar a la sociedad por qué hicieron lo que hicieron, sin pedir perdón y solo diciendo que han cambiado de ciclo, como si pasar de verano a otoño fuera. Y sin contarnos para qué han cambiado. Si hasta Jruschov se atrevió a renegar de Stalin!

Seguro que a algunos les parecerá un debate caduco y viejuno, pero para mí la política en democracia sigue siendo la combinación de ideas, capacidad de gestión y, sobre todo, ética. Pues eso.