La victoria del PNV en las elecciones autonómicas del domingo y el ascenso de los socialistas con dos escaños más ha provocado, como cabía esperar, que las primeras jornadas postelectorales estén presididas por unas declaraciones en clave de reivindicación de la marca política de cada uno. Una actitud que ha sido especialmente notoria en el caso del socio minoritario, de los socialistas, que han querido marcar posición antes de iniciar el diálogo exigiendo una cuota de representación mayor en el próximo Gobierno vasco. Pero, a medida que pasa la resaca y se acerca la fecha para negociar el programa y el nuevo Gobierno, se va imponiendo un clima de mayor discreción y moderación en las declaraciones, como ha sucedido este miércoles, precisamente cuando se ha conocido que la primera reunión de ambos partidos tendrá lugar el próximo lunes a partir de las 11.30 en Sabin Etxea. El Gobierno que resulte tendrá la estabilidad que les da su mayoría absoluta.

Unas horas antes, el secretario general del PSE, Eneko Andueza, había matizado que acude con “la mente abierta”, “sin líneas rojas” y sin “ambiciones personales”, según aclaró en Radio Euskadi. Hasta entonces, se había especulado con la posibilidad de que los socialistas reclamaran 4 o 5 consejerías en el equipo de Imanol Pradales y una vicelehendakaritza que ocuparía el propio Andueza, pero los socialistas no quieren confirmar ni desmentir ahora con tanto lujo de detalles cuáles son sus aspiraciones, en un momento en que este debate comenzaba a ser poco estético. El presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, había centrado el debate en las medidas, y pidió públicamente que se aborden primero el programa y las políticas concretas, en lugar de pasar ya al reparto de responsabilidades. 

Y así se hará. PNV y PSE, según informaron en una nota de prensa idéntica, se reunirán para iniciar las conversaciones “que puedan desembocar en la conformación de un Gobierno Vasco sólido que, a partir de un programa ambicioso y con un amplio apoyo parlamentario, pueda aportar estabilidad, bienestar y progreso al conjunto de Euskadi y nos permita a vascas y vascos afrontar con determinación y éxito los muchos retos que afrontaremos en los próximos años”. Las políticas sectoriales (Osakidetza, vivienda y educación) consumirán en esta ocasión más energía de lo habitual tras el protagonismo adquirido en campaña.

Pierde fuelle la discusión sobre la Mesa del Parlamento

Lo que sí ha perdido verosimilitud es que el PSE exija la presidencia del Parlamento Vasco, una hipótesis que los socialistas aseguran que no ha salido de su boca y que el propio PNV no se tomó en serio. Los jeltzales, salvo que medie una negociación en ese sentido, se remiten a la costumbre de ceder la presidencia al más votado, al PNV, lo que volvería a dejar la representación en manos de la cabeza de lista por Gipuzkoa, Bakartxo Tejeria, por cuarta legislatura consecutiva.

La propia Tejeria formará parte de la delegación que acudirá a la reunión del lunes, junto a Ortuzar, el candidato Imanol Pradales, y el burukide Joseba Aurrekoetxea. ¿Es este un mensaje subliminal para el PSE? Preguntadas a este respecto, fuentes del EBB consultadas por este periódico niegan cualquier intencionalidad en ese sentido. “La presidencia del Parlamento no va a estar sobre la mesa de esa reunión. Lo hemos dicho por activa y por pasiva: primero, programa. Bakartxo Tejeria va como cabeza de lista por Gipuzkoa y como referente político del partido”, argumentan.

La delegación socialista, por su parte, la integrarán Eneko Andueza, Miguel Ángel Morales y Begoña Gil. El propio Andueza se refirió este miércoles a la presidencia de la Mesa para asegurar que él no ha planteado en ningún momento que ese puesto sea para el PSE y no sabe “de dónde ha salido” ese rumor, aunque deslizó que no hay por qué seguir aplicando el criterio de que la presida el más votado. En cualquier caso, no fue ese su principal mensaje y se conformó con que la Mesa “refleje la mayoría de PNV y PSE si llegamos a un acuerdo”. En la actualidad es así, y el PNV ocupa dos puestos frente a uno del PSE, lo que les brinda el control de la Mesa con una mayoría absoluta. Este órgano es el que regula la admisión a trámite de las propuestas y el orden de los debates. Queda en el aire cómo se va a encajar la presencia de EH Bildu, que empata a 27 escaños con el PNV.

"Mi ambición personal es lo último"

Andueza no quiso concretar tampoco a cuántas consejerías aspira ni si quiere ser vicelehendakari. Acude con la “mente abierta”, sin “líneas rojas”. Es más, aseguró que fue un “atrevimiento supino” que su entrevistador en Onda Cero diera por sentado el martes que será el próximo vicelehendakari. El debate del reparto de responsabilidades puede ser difícil de explicar en un momento tan preliminar del diálogo y, además, no va más allá de la especulación porque Pradales ni siquiera ha diseñado la estructura del que sería su futuro Gobierno. 

Por ello, Andueza quiso ponerle freno en Radio Euskadi: “Mi ambición personal es lo último que me debe preocupar. No está ni en el último cajón de mi despacho. Los que me conocen saben que mi ambición personal es lo último. No me duelen prensas por estar o no. De momento, mi sitio está en el PSE. Me considero una persona de partido, leal a mis siglas y principios. A partir de ahí, veremos lo que pasa. Ni tan siquiera sabemos si ese Gobierno va a tener vicelehendakari”, aclaró.

Andueza quiso referirse más al programa. Pidió que “buena parte” de la oferta electoral de los socialistas se incluya en el acuerdo de Gobierno, y recibió con satisfacción que Ortuzar apueste también por un mínimo común denominador “progresista” con políticas nucleares para la ciudadanía como la sanidad, vivienda, empleo y educación. Sobre el nuevo estatus, interpretó que Ortuzar ha dicho algo “racional” y que “todo se va a hacer en el marco constitucional”. “Esa es una buena noticia; abre un horizonte para poder reformar el Estatuto en los términos que defendemos los socialistas”, dijo. Pero insistió en que Bldu rompió el consenso por su apuesta por el “derecho de autodeterminación” y aventuró, incluso, que ha recibido mucho voto progresista “y anti PNV” y no en clave de independencia.