Es hablarle del Bilbao Basket, donde entre 2010 y 2013 pilotó el periplo más exitoso de la historia del club, y el técnico griego no puede evitar emocionarse, convertir su discurso en un torrente de palabras con los que quiere mostrar agradecimiento y la felicidad e intensidad con la que vivió aquellos años. La acumulación de tensión y su complicada salida del Unicaja a comienzos de 2022 provocaron que decidiera permanecer dos años lejos de los banquillos. “Necesitaba reencontrarme como persona y como profesional”, admite. Lo ha conseguido y, a sus 56 años, es feliz en el proyecto del Bàsquet Girona.

¿Cómo va su vuelta a los banquillos tras dos años de ausencia?

Era un periodo que necesitaba para mí. Es difícil aceptarlo y reconocerlo, pero llega un momento que necesitas un descanso después de tantos años, por ti mismo como persona y profesional. Necesitas resetearte para reencontrarte. La verdad, ha sido muy bueno para mí, el mejor regalo que me podía hacer porque necesitaba respirar, darme un descanso y reencontrarme de nuevo en los banquillos. He estado colaborando en Grecia con la cadena de televisión que tiene los derechos de la Euroliga y cuando salió la posibilidad del Girona me gustó mucho la conversación que tuve con Marc (Gasol). Además, la Liga Endesa es una competición en la que me siento muy cómodo porque la conozco y ella me conoce también. Es un año muy complicado para el equipo, pero tengo muchas ganas de ayudar para mantener la categoría.

La necesidad de descanso, ¿fue por acumulación de carga o por el final tan duro en su periplo en Unicaja? (Tras el despido como técnico, le tuvieron haciendo trabajo de despacho hasta el acuerdo de rescisión).

Se juntaron muchas cosas en los últimos años. Personales, familiares después estar en Estados Unidos, en Gran Canaria y Málaga las cosas no salieron como esperaba, con problemas familiares en esos momentos también... Se acumularon muchas cosas y al final llegué a mi limite. No tenía la cabeza muy limpia, como se suele decir. No estaba lo necesariamente tranquilo para hacer mi trabajo como a mí me gustaba.

“Estos dos años han sido el mejor regalo para mí; necesitaba respirar, darme un descanso y reencontrarme de nuevo en los banquillos”

¿Llegó a tener dudas sobre si volver a entrenar o no?

En ese periodo quería también valorar si quería seguir entrenando. Eso es cierto. Las ganas y la pasión estaban, pero necesitaba darme tiempo. El baloncesto es mi vida, mi pasión, y estaba ya preparado.

Ofertas no le faltarían para volver antes de la propuesta del Girona.

Sí, hubo interés de algunos equipos pero no estaba preparado aún. 

¿Y cómo surge la opción de Girona?

Fue inesperado. Había equipos que estaban ahí, dependiendo del resultado de algún partido, y estábamos atentos. Pero Girona no estaba entre ellos. Fue una sorpresa cuando me llamó mi representante para decirme que Marc quería hablar conmigo. Me gustó mucho lo que escuché, lo que quiere hacer con el equipo. Tiene las cosas muy claras y es muy consciente de la situación del equipo ahora mismo, con la plantilla, con todo. Me convenció. Me gustó el reto que planteaba la situación en la que estaba el equipo. Después de tantos años, pongo como prioridad la gente con la que tengo que trabajar. Eso te lo da la experiencia de otros equipos, de otras situaciones. Allí donde tuve éxito fue con la gente con la que tuve química. Lo más importante es la confianza que puedas tener con la persona con la que tienes que trabajar. Me gustó ese feeling con Marc y dije, voy a por ello, pese a las dificultades, con una plantilla del estilo del anterior entrenador pero no tanto del mío... Sabía la adaptación que iba a necesitar.

¿Satisfecho con el trabajo realizado hasta este momento?

Está siendo un reto que me está generando mucha ilusión. Conocer a los jugadores y que se puedan adaptar sin cambiar totalmente el estilo de juego, la filosofía que tenían antes con Salva (Camps), pero sí haciendo cosas de mi baloncesto, tocar cosas para que el equipo puede ganar partidos y que podamos mejorar en diversos aspectos del juego para competir... Estoy satisfecho con nuestro trabajo. Tenemos la plantilla que tenemos y los chicos tienen ganas de trabajar. Como equipo tenemos carencias y virtudes, pero nos falta experiencia como grupo en la ACB, no digo solo de edad. Eso es muy importante en nuestra liga y, especialmente, en la situación en la que estamos. Hemos sufrido bastantes lesiones, cambios de jugadores... Es un año en el que vamos de bomberos, no de arquitectos. Queremos hacer todo lo posible para que el equipo se salve y luego ya veremos en verano cómo va la temporada que viene. Ahora estamos en una urgencia, como un bombero. Cada partido es un incendio más y se trata de apagarlo y de sobrevivir.

Echando la mirada atrás, han pasado catorce años desde su llegada a Bilbao y once desde su marcha...

¡Y parece que fue ayer! Fue todo tan intenso que es difícil olvidarlo y dejarlo atrás. Cuando paso por allí o incluso cuando me he ido encontrando en los partidos a personas de aquella época no puedo creer que haya pasado tanto tiempo. ¡Y tanto que ha pasado!

“En Bilbao todos teníamos la sensación de poder tocar el cielo, de que todo era posible; los grupos con los que trabajé sacaron todo mi baloncesto”

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza de aquellos años?

Lo primero que te puedo decir es que mi etapa en Bilbao me hizo mejor entrenador, seguro. Mis jugadores me hicieron mejor entrenador. Los grupos con los que trabajé me sacaron todo lo que tenía en mi cabeza de baloncesto, de gestión de grupo, de capacidad para sacar de cada uno el máximo desde el punto de vista mental, de baloncesto, de físico... Y, sobre todo, que todo era posible, que te podías quitar ese cartel de equipo de media tabla. Todos teníamos la sensación de poder tocar el cielo... Y lo hicimos día a día, sin pensar más allá del siguiente entrenamiento o partido. Y todo era bonito pero también intenso, porque aunque te quedas con las cosas buenas sufrimos para llegar hasta donde llegamos. Recuerdo mucho más esos días, como buscábamos soluciones a los problemas, que un momento bueno concreto. Por fortuna, de esos hubo muchos. En un segundo me podría acordar de tres o cuatro partidos especiales, del año de la Euroliga, de la final de la ACB, de la de la Eurocup... Me quedo con la película completa, con todo el proceso, porque fue increíble. Lo tengo tan vivo dentro de mí a pesar de que hayan pasado más de diez años y haya tenido experiencias en otros clubes... Me marcó muchísimo en mi cabeza.

¿Fueron los de Bilbao los mejores años de su carrera en los banquillos, los más felices? 

Sí. Por todo. Por la gente con la que trabajé, por la gente que conocí y que serán amigos y familia para siempre, por la ciudad de Bilbao, que la amo... Por todo. La gente puede pensar que nosotros trabajamos por dinero, por fama, por imagen... Yo ahí lo tuve todo, me llenó tanto como persona y como profesional... A veces pienso que todo pasó demasiado rápido porque creo que encajé perfectamente con el club, con vuestra cultura, con la afición, con el equipo... Fue un guion perfecto.

El sábado su camino vuelve a cruzarse con el del Bilbao Basket en una situación de necesidad para el Girona. Buena oportunidad para ustedes para abrazar la salvación ante un rival sin Smith ni Hornsby.

En esta liga no puedes hacer cuentas ni confiarte. Lo que tenemos que hacer es darlo todo porque estamos en una racha de cinco derrotas seguidas y porque jugamos en casa. Últimamente hemos tenido un calendario muy duro con Barça, Tenerife, Málaga... Ahora nos toca un Bilbao Basket que está jugando muy bien, que ha sacado buenos resultados contra rivales fuertes como Joventut o Baskonia. Juega muy buen baloncesto, un poco diferente a los demás porque Ponsarnau siempre tiene buenas ideas para aplicar en cancha. Ahora tiene dos jugadores muy importantes lesionados, pero a nosotros lo que nos importa es cómo vamos a estar nosotros. El rival ya está tranquilo y somos nosotros los que tenemos toda la presión, algo que debemos gestionar. En casa tenemos el apoyo del público, los jugadores se sienten con más confianza en Fontajau y tendremos que jugar un muy buen partido para ganar.

“Jaume es un gran técnico, siempre encuentra ideas muy eficaces para aprovechar los jugadores que tiene, para explotar su talento”

Ha jugado muchas veces contra Ponsarnau todos estos años.

Es un gran entrenador, siempre encuentra ideas muy eficaces para aprovechar los jugadores que tiene, para explotar su talento. Su filosofía en ataque es muy eficaz y, a la vez, atractiva para el espectador. De las veces que me he enfrentado con Jaume siempre recuerdo las dificultades que te pone cuando prepara los partidos. Es un entrenador con mucha experiencia. Esta temporada ha hecho un equipo muy bueno, muy compensado. Con jugadores con mucha experiencia como Rabaseda, con el que yo he trabajado y sé que es un chico que lo da todo por el equipo, muy vocal no solo en cancha sino haciendo piña, o Renfroe. Pero también con jóvenes como Pantzar o De Ridder, quien en tiene muchísimo futuro. Jaume ha sacado lo máximo de las individualidades y también del grupo. Compiten. Han tenido alguna mala racha, pero últimamente han demostrado que pueden ganar a cualquiera.

Tras su vuelta a los banquillos, ¿se siente recuperado, con ganas de dar continuidad a su carrera?

Esto está siendo un test de verdad. Aunque lo pueda parecer, la vida del entrenador no es nada fácil. Tienes que gestionar muchas cosas, no solo con tus jugadores sino también la autoexigencia que todos los técnicos tenemos. No es un trabajo normal, no depende solo de tu conocimiento, sino de los resultados y de muchas cosas. Pero cada día que estoy aquí veo que he recuperado las sensaciones y las ganas, la motivación para dar lo mejor de mí mismo que siempre he tenido en todos los equipos en los que he estado. Ahora lo importante es ayudar a que el equipo siga en la ACB, el lugar que le corresponde.